sábado, 29 de febrero de 2020

SONRÍE: EL DESPUÉS DE UN DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO



Hay quien asegura que "naces, o te haces". Es decir, naces con una discapacidad que te acompañará a lo largo de tu vida, o bien, en un punto del camino, siendo "normal", las cartas cambian, y te toca empezar a jugar desde cero, con nuevas reglas, y con un tablero muy distinto... Eso es lo que le sucedió a Mahesh, el protagonista de esta historia de superación. Él se encontró con un daño cerebral adquirido. ¿Sabes lo que eso significa?



Daño cerebral adquirido: Un cambio para siempre


Cuando tenía 8 años, Mahesh estaba de excursión con sus padres en Soria. Su madre, Paloma Pastor, ahora Presidenta de la Fundación Sin Daño, cuenta que iban juntos de paseo, hasta que de repente le perdieron de vista.
Tras varias horas de búsqueda, lo encontraron. Había sufrido una caída, dándose un golpe en la cabeza que le ocasionó varias fracturas.
Llegó la ambulancia que le trasladó al Hospital Niño Jesús de Madrid, el quirófano, pasillos, médicos y más de un mes en coma, hasta que finalmente, concluyeron que Mahesh tendría que aprender de nuevo a hacerlo todo.  “No hablaba, no nos conocía, no podía moverse”. Su vida, y la de toda su familia cambió para siempre.


Convertirte en cuidadora


"Mahesh sufrió lo que se conoce como daño cerebral adquirido". Y lo cierto es que para los padres que tienen que enfrentarse a una situación así, el mundo da un giro de 360 grados muy difícil, porque tú has conocido a una persona con unas cualidades y capacidades que de repente, desaparecen.
 “Salimos del hospital con un hijo en silla de ruedas, pero teníamos esperanzas, nos habían dicho que la capacidad de mejora es muy importante justo después del daño. En cualquier caso, el duelo es tremendo, igual que el hecho de tenerte que convertir en una cuidadora de la noche a la mañana".

La rehabilitación es clave


Mahesh empezó a recuperar la memoria, el habla, y comenzó a caminar de nuevo. El problema es que toda esa rehabilitación, entonces no estaba financiada por la Sanidad Pública. “Según nos explicaron, había que ser mayor de 18 años”, así que acudimos al Defensor del Pueblo, porque consideramos que era una discriminación por razón de edad”, algo que se nos reconoció en 2014 y que es una sentencia muy importante para todos aquellos menores que sufren cualquier tipo de daño cerebral adquirido.




Unos padre luchadores

Después de aquella batalla, llegaron otras muchas que puedes leer en un libro que ha publicado Paloma Pastor titulado “Los años del Monzón. “Creamos una plataforma ciudadana, nació la Fundación Sin Daño, para financiar tratamientos. También, hemos conseguido que en el Hospital Niño Jesús de Madrid se abriera una unidad de rehabilitación infantil, y en noviembre de 2019 hemos activado el código Ictus infantil en la Comunidad de Madrid” nos cuenta.
“Vivir algo así reordena tus prioridades en la vida y te hace un poco más sabio. Ahora nuestro objetivo es querernos mucho y pasarlo bien” confiesa.

Si quieres colaborar con la Fundación Sin Daño pincha aquí 


Agradecimientos: A Carmen Maturana y a la Fundación A LA PAR